La Navidad en comisaría

Mientras la mayoría de las familias disfrutan de las fiestas navideñas con grandes comilonas, regalos, risas y fiestas, muchos profesionales se encuentran en sus puestos de trabajo. La comisaría policial de San Sebastián, como todas las demás, está a disposición del ciudadano las 24 horas los 365 días al año, lo que implica que el equipo policial tiene que mantenerse alerta en estas fechas tan señaladas. Además, como ellos bien lo explican, para ellos estos días no se han convertido en días libres para disfrutarlos en familia, sino que son jornadas laborables que, muchas veces, tienen una carga de trabajo mayor que cualquier otro día al año.


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Fotografía tomada de Internet

El olor a jamón, foié, almejas, y como no, a turrón entran por la puerta de la comisaría a las 22:30 el 24 de diciembre. Los villancicos, los abrazos familiares y el reparto de regalos han abierto las puertas a unos especiales días de Navidad en muchos hogares. Mientras tanto, Joxe y sus compañeros policías no optan por quedarse durmiendo en sus asientos mientras los ciudadanos llegan en busca de su ayuda, sino que buscan el lado positivo de la situación y encuentran una buena opción para celebrar la Nochebuena.

La patrulla de la Guardia Municipal toma la calle y comparten la Navidad con personas muy especiales. Este día tan especial, las personas sin techo que duermen en la calle tienen una cena rica y calentita en comisaría, donde celebrarán junto al equipo de policías municipales la noche.
Esta costumbre la practican desde hace mucho tiempo. Antes de que existieran los recursos sociales en los cuales las personas sin hogar pueden ir a dormir y les dan ropa y comida, estas personas dormían en la calle. Aunque el resto del año los guardias y las personas sin techo tienen muchos roces y conflictos, en Navidades se abría una especie de “tregua” en la cual los sin techo pasaban a las noches por la comisaría y elegían la ropa de la sección de objetos perdidos, de modo que en Navidad iban mejor vestidos y más abrigados. En Nochebuena, especialmente, pasaban por la comisaría y se les daba de cenar con lo que traían los guardias de casa y con los contenidos de las cestas de Navidad que les regalaban a ellos. De esta manera, los guardias y los sin techos, que se pasaban el año como el perro y el gato, cenaban juntos, cantaban y disfrutaban de una noche conocida como “mágica”. Además, gozaban juntos de vinos reserva, el mejor champán de las cestas regaladas y como no, de los puros Monte Cristo. Las fotos típicas de esa noche no están a disposición de ninguno de ellos, ya que legal, no es.

Estas noches eran muy tranquilas, por lo que las deleitaban con sus “nuevas familias”: cantando, borrachos a rioja reserva, acompañados de champán y fumando puros. La tregua de Navidad.
Noche vieja no tiene nada que ver. Este día hay muchísima más gente que sale a la calle y por lo tanto, la noche se alarga mucho. Muchas personas acuden a la comisaría por diferentes problemas y el equipo policial siempre está entretenido pero, también se encuentran con historias impresionantes y entretenidas para pasar una celebración como es ésta fuera de casa.

La comisaría de la Guardia Municipal de San Sebastián se sitúa al lado de los Bomberos, y las anécdotas vividas juntos hacían que la noche fuera más amena. Cada vez que ellos tenían una salida, la guardia municipal cortaba la calle para que los camiones salieran rápido. Mientras no tuvieran salida, los portones se encontraban abiertos, lo que hizo que un grupo de juerguistas viera los camiones y se les ocurriera entrar. Se subieron a la auto escala (el camión que tiene la escalera de rescate que se despliega), se pusieron los cascos y chaquetones de bomberos y jugaron a bomberos como si fuera el camión del tiovivo, hasta que uno de ellos acertó con el botón de la sirena del camión. Suena la sirena, los guardias salen de la comisaría y cortan la calle pensando que hay una salida de bomberos a alguna intervención, y lo que sale son los jóvenes que estaban de parranda: uno con el casco, el otro intentando quitarse el chaquetón de bomberos… todos intentaban correr pero no conseguían avanzar mucho. Detrás, 5 bomberos recién despertados en pijama o en calzoncillos intentaron seguirlos, pero el susto de la sirena mientras dormían no les ayudó. Aquello se resolvió con una bronca tremenda a los chavales, y todos para casa… o a otro bar.



Fotografía tomada de Internet

Otra de las anécdotas más originales y probablemente, la que más les entretuvo a los guardias ese 31 de diciembre fue la del año pasado. A las tantas de la madrugada, una patrulla vio a dos personas que se escondían entre coches. Los guardias creyeron que estaban robando, por lo que se acercaron a ellos. Se encontraron con don jóvenes descalzos y vestidos uno de pastor y el otro de paje de los Reyes Magos. Declararon que se juntaron varios amigos en la Plaza Gizpuzkoa, y que sin saber cómo, empezaron “a que sí y a que no” a dar una vuelta a la plaza corriendo desnudos. Sus buenos amigos les robaron la ropa en cuanto se despelotaron,  y se fugaron a un antro típico de la ciudad donde les esperaban. Habían cogido prestada la ropa del Belén de la plaza de San Sebastián, para taparse hasta llegar donde los amigos. Les metieron en el coche patrulla, pararon delante del antro “La Maruja” y se bajaron los Guardias a explicar al portero la situación. El portero, un artista que se pasaba el día colocado, localizó a los amigos y en vez de decirles discretamente que entreguen la ropa para que se vistieran sus amigos, bajó la música e hizo que toda la gente que estaba en La Maruja saliera fuera a ver el espectáculo. Salieron del coche patrulla “el pastor y el paje” y fueron rodeados por unas 60 personas riéndose a carcajadas, sin perder detalle.



Fotografía tomada de Internet


La preciosa imagen que tenemos de la Navidad, de la reunión familiar en estas fechas tan señaladas queda disuelta con la historia de Joxe. Hay gente que, aunque le gustaría disfrutar de estos días con sus seres queridos, han tenido que ajustarse a la situación y sacrificar momentos así por su profesión y por los ciudadanos. Además, estos lo hacen de la mejor manera y muestran una perspectiva que pocos conocían de una noche trabajando las noches de navidad: Risas, nuevas anécdotas, ayudas a los que más lo necesitan y aprendiendo a disfrutar de estas fiestas de otra manera.

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