La Navidad en el hospital

Son muchos los que celebran la Nochevieja antes de tiempo. En Madrid, por ejemplo, se concentran en la Puerta del Sol a las 00.00h de la noche pero el dia 30 de diciembre. Y no son los únicos en todo el territorio. Gente que decide que la tradición no es para ellos, bien por voluntad o bien por imposibilidad. En este segundo apartado entran nuestros protagonistas, aunque no por precoces sino por todo lo contrario. Héroes con bata blanca que no pueden celebrar el Nuevo Año cuando toca. Lo hacen una hora más tarde y si se lo permiten sus protegidos.

"Trabajar por la noche es otra forma de trabajar", dice Ester Caballero, infermera del turno nocturno de la unidad de urología del Hospital de Bellvitge. No se pudo resistir a la oferta de trabajo y estuvo salvando vidas con la luna cómo testigo durante cuatro años. Recordando esas noches, no puede evitar plantear un debate emocional: el hecho de estar lejos de tu família en fechas tan aseñaladas y la enorme piña que haces con tus compañeros. Habla de ello con especial entusiasmo. De esas cenas en las noches de Navidad y Nochevieja con médicos y algunos pacientes a quién la salud respetava un poco, la mayoría con la comida de sus familias en un tupper. Era la manera de tenerlos cerca en esos momentos.


Vista del Hospital Universitario de Bellvitge, con sus características torres.

En su recuerdo, una palabra: positivismo. Pero también algo que es incapaz de borrar de su mente. Faltando diez minutos para la ansiada hora del cambio de año, uno de los pacientes que tenía a su cargo falleció. "Fue un palo enorme porqué sientes que le has arruinado de alguna manera la Nochevieja a esa familia para siempre". Ella seguro que lo va a olvidar nunca.

"¿Qué cómo se lo toman los pacientes? Bueno hay varias maneras de encararlo." Dentro del perfil de paciente en época festiva, está el que pasa diractamente de ninguna celebración. Apaga las luces a las diez de la noche y acaba la jornada cómo un día más. Luego hay el que sí que quiere celebrar pero sus circumstancias físicas son tan malas que es incapaz de de hacerlo, el que más empatía despierta entre los médicos. Y, por último, está el que se une a la fiesta. Se pone en la misma mesa que todos y cena como uno más del equipo sanitario.

Ester encara ahora un nuevo reto a plena luz del día. Admite que el hecho de tener pareja y familia complica mucho trabajar con ese horarios, con turnos de hasta doce horas, de ocho de la noche a ocho de la mañana. Entre risas, nos comenta que ella también quiere tener un poco de vida social. Puede parecer que no pero, a veces, los héroes son humanos. Pero benditos héroes.

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